Poliglota, conocido creador del Diccionario Ideológico de la lengua española y como sin saberlo, un UX en potencia.
Para aquellos que no lo sepan, UX es la disciplina que actualmente versa sobre la experiencia de usuario entendida como la interacción con un producto digital (web o app). Y pensaréis… ¿Qué tiene que ver UX con Julio Casares?
Pues bien, primeramente, contaros como comencé a conocer a Julio Casares, mi bisabuelo. Desde pequeña, recuerdo como mi abuela, me hablaba maravillas de su padre, de una vida en la Academia, la RAE, de las tardes sonando el violín o el piano, y en particular, siempre me contaba muy orgullosa y dicharachera, como siendo ella una chiquilla, ordenaba las papeletas y las fichas que su padre le daba para agrupar o separar lo que él concebía como una idea emergente, una clasificación particular, un diccionario diferente, el futuro Diccionario Ideológico de la lengua española.
Al hilo sobre ello, ya en su discurso de entrada en la Academia bajo el título “Nuevo concepto del Diccionario de la Lengua”, soñaba con un nuevo diccionario conceptual, en el que las palabras se agrupasen por ideas, y fuera la base a su juicio, de los futuros diccionarios de la lengua. Rechazaba la imposición del orden alfabético, quería ampliar el diccionario y liberarle de esa restricción rutinaria que lo desnaturalizaba y empequeñecía. En sus propias palabras:
“Va siendo ya hora de acometer derechamente, sin pararse en viejas rutinas, ni siquiera en tradiciones respetables, la catalogación metódica, sistemática, racional de las palabras redimiendo de una vez a la lexicografía de la tiránica y estéril arbitrariedad del orden alfabético.”
Leyendo esto ya os podéis imaginar como era parte de su mentalidad y por qué escribo estas líneas, pensado que él, ya era un UX en el pasado.
En primer lugar, cuestionó el orden establecido, algo muy natural dentro de la personalidad de cualquier diseñador UX, preguntarse si cumple su función tal cual fue concebido, y sobre todo, aportar una manera diferente de pensar y organizar la construcción y el uso del diccionario, una visión a largo plazo y una idea innovadora para la época.
La RAE rechazó dicha idea, en mi opinión, creo que era algo para lo que aún no estaban preparados, pero por si algún académico tuviera dificultades para asimilar el «nuevo concepto» de acceder a la palabra a partir de su definición, lo matizó en su propia introducción del Diccionario:
Y para esto hay que crear, junto al actual registro por abecé, archivo hermético y desarticulado, el diccionario orgánico, viviente, sugeridor de imágenes y asociaciones, donde al conjuro de la idea se ofrezcan en tropel las voces, seguidas del utilísimo cortejo de sinonimias, analogías, antítesis y referencias; un diccionario comparable a esos bibliotecarios solícitos, que, poniendo a contribución el índice de materias, abren camino al lector más desorientado, le muestran perspectivas infinitas y le alumbran fuentes de información inagotables. Quédese para el repertorio alfabético el papel del empleado subalterno, sin criterio ni iniciativa, que os entregará automáticamente el libro deseado si le facilitáis la signatura exacta. No le pidáis más, porque nada más puede daros.
Cómo creó el Diccionario Ideológico
La principal característica del Diccionario Ideológico es la agrupación de ideas, no de palabras, para completar un “nube” que te permite desarrollar aquello que está en tu mente con la mayor variedad de analogías, referencias y antítesis. Para ello, creó un “flujo de navegación”, o árbol de decisión, en el que se van enlazando y segmentado las ideas hasta llegar a palabras que podrían ser interesantes para utilizar en ese concepto o idea que quieres desarrollar, entraríamos dentro del apartado sinóptico. Este apartado establece una clasificación de 38 o más categorías y 2.000 grupos que reúnen en total más de 80.000 voces con las palabras más usuales del lenguaje. De este modo el vocabulario queda sistematizado en 38 categorías sobre los conocimientos humanos, que se subdividen en clases constituidas por grupos de vocablos conceptualmente homogéneos.
Este árbol es la referencia a la que debes recurrir para aclarar todas tus dudas y luego adentrarte en cada segmento.
Después vendría la parte analógica que está formada por grupos de palabras afines ordenadas alfabéticamente por su epígrafe. Los grupos remiten a otros grupos afines. Pero los grupos no están solo formados por sustantivos, sino que caben también adjetivos, adverbios, verbos e incluso locuciones y frases proverbiales. La estructura de los grupos es la siguiente: primero aparecen los sustantivos y sus derivados, después los verbos, adjetivos, adverbios y modos adverbiales, preposiciones e interjecciones.
Y por último, la parte alfabética, un diccionario de la lengua que define las acepciones de las palabras y explica locuciones, modismos, frases y proverbios. Contiene 80.000 voces registradas que remiten al grupo o grupos analógicos correspondientes.
El primer prototipo salió a la luz en 1942, el mínimo producto viable como lo llamamos en UX, ¿por qué digo esto?. Porque también hacía test de usuarios, sí, sí, lo que oyes…. Alentaba a los usuarios del diccionario que mejoraran y avisarán ante cualquier palabra o voz que echarán en falta.
Por eso se dirigen a los futuros usuarios del DICCIONARIO IDEOLÓGICO, para pedirles encarecidamente la merced de sus obervaciones y de sus críticas.”
Acogía las propuestas del público, todo ello para ir “iterando” ese mínimo productos viable, y mejorar en las futuras ediciones del Diccionario Ideológico, añadiendo todas aquellas palabras, voces y expresiones, que acercarse el diccionario a un uso más cotidiano y sobre todo, de utilidad.
A día de hoy, UX es la disciplina que ayuda a mejor la interacción del usuario con las interfaces, que ayuda a que tu experiencia con un producto digital sea eficiente y satisfactoria. Todo el mundo habla y utiliza las palabras “usuario” y “usabilidad” pensando en esa aplicación que te haga la vida más fácil. Pues bien, en aquella época no existía internet y menos cualquier producto digital o app, la interfaz era el papel, y con los medios que tuvo, apostó y creo lo que él concebía la mejor experiencia y utilidad de un diccionario, sin saberlo, mi bisabuelo fue un “UX en el pasado”.
En la actualidad el Diccionario Ideológico de la lengua española sigue disponible gracias a la Editorial Gredos, de RBA Libros.
Además, junto con mi padre, gran impulsor y conocedor de toda su obra, mantenemos viva su memoria a través de la web www.juliocasares.es. Es y está siendo el proyecto más potente de mi vida, pudiendo poner en práctica todos mis conocimientos UX, haciendo un profundo análisis de sus escritos, investigando y contactando con personalidades estudiosas de su obra dispuestas a compartir y escribir artículos sobre él. Actualmente es el site de referencia ante la búsqueda de Julio Casares en la red y realmente me siento muy orgullosa de poder ayudar a que su figura no caiga en el olvido.